[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_6″ last=»no» spacing=»yes» center_content=»no» hide_on_mobile=»no» background_color=»» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» background_position=»left top» border_position=»all» border_size=»0px» border_color=»» border_style=»» padding=»» margin_top=»» margin_bottom=»» animation_type=»» animation_direction=»» animation_speed=»0.1″ class=»» id=»»][/fusion_builder_column][fusion_builder_column type=»2_3″ last=»yes» spacing=»yes» center_content=»no» hide_on_mobile=»no» background_color=»» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» background_position=»left top» border_position=»all» border_size=»0px» border_color=»» border_style=»solid» padding=»» margin_top=»» margin_bottom=»» animation_type=»0″ animation_direction=»down» animation_speed=»0.1″ class=»» id=»»][fusion_text]
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ:
«TARDÉ MUCHO EN DECIR QUE ESCRIBO LIBROS DE POESÍA»
Dice que prefiere hablar de perros y gatos, del sexo y el flexo que de los atunes, que son, de cajón, lo más bonitos del Norte. Es un poeta delgado, pantalón a rayas, loco enamorado, pero que se deja a las sirenas en el envoltorio de las latas de conserva. Alguien se enteró de que José Luis Martínez escribía poco antes de ganar un accésit en la «Academia de los Nocturnos» de la Universidad de Valencia, hace un año, con su «Culture Club». «El ganar ese premio fue el chollo, porque a partir de ahí publiqué, y conoces a gente y te salen cosillas…»
La inspiración le viene en el reino del bollicao, rodeado de clientes de la micebrina «junior» y de cuadernos de caligrafía. José Luis trabaja en un colegio público de Torrent como conserje. Es un poeta en la puerta.
-¿El ruido no espanta a las musas?
-Voy tomando notas a lo largo del día, cuando se me ocurre algo; en el contacto con la vida te salen ocurrencias…
-¿No te gustaría dedicarte sólo a la poesía?
-En Suecia, los ingenieros conducen. Pienso que hay una vida normal, trabajar como todo el mundo, y de ahí que surja tu creación. El escribir todo el día profesionalmente, escribir porque tienes que vivir de escribir no me gustaría demasiado, porque con algo hay que alimentar la creación.
José Luis tiene ahora 28 años y ha estudiado Filología Hispánica. En la Universidad comenzó a contactar: «Tardé mucho en decir que escribía libros de poesía. Pero vas a la facultad y te enteras que hay gente que escribe, aunque no me destapé hasta lo de la Academia de los Nocturnos…»
A pesar de su premio, no tiene demasiado buen concepto. Yo ni le pregunto. Plagio parte de su poema «Bestiario» como botón de muestra: «Del mundo de los libros -esa bola de tocino-, revistas y premios, del que cabría esperar algún verso decente o poema redondo o alguna flor del regular, sólo nos llega grasa: la de tanto puerco medrando y engordando, engordando y medrando y luego engordando y volviendo a medrar y a engordar…»
-Pido nombres…
-Deja, deja…
Trabaja y se inspira en Torrent, pero reconoce que los pueblos se ahogan en temas de proyección intelectual. «Nos lo montamos en plan individual.»
De un enamoramiento «a lo bestia» nació Pameos y meopas de Rosa Silla. Es una obra inédita surgida de casi 2.000 cartas para la susodicha. Algún trato editorial tiene por ahí, aunque de momento, nada sólido.
Los poetas siempre quieren, aunque, como dice José Luis, «salir conmigo es llevadero, y quererme, lo que se dice quererme, no desgrava, claro está…»
-Alguna otra ventaja habrá. Vayamos a la página 29 del Culture Club. Final del poema: «Soy frágil y mirado y flojucho y frágil, frágil, muy frágil. Pero ninguna etiqueta lo advierte». ¿Te pueden romper las movidas?
-Me gusta la creación y no las movidas. Te pueden afectar, desde luego, hacerte superficial, no tengo afición a los títulos luminosos. A veces, el precio de la promoción es desaparecer a veces…
-Pero a nadie le amarga un dulce…
-Me dejo querer, pero con precauciones.
Y en su nota «a la presente edición» agradece la maravilla de los sentimientos en letra impresa, en tipografía bendecida por editor: «Lo que no saben los amables lectores es que el salir en esta tele en blanco y negro te lo vienes a ganar con los muchísimos libros de los demás que compras».
Inspiración que le tardó en llegar menos que un pastellillo a la puerta del colegio.
[/fusion_text][/fusion_builder_column][fusion_builder_column type=»1_6″ last=»yes» spacing=»yes» center_content=»no» hide_on_mobile=»no» background_color=»» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» background_position=»left top» border_position=»all» border_size=»0px» border_color=»» border_style=»» padding=»» margin_top=»» margin_bottom=»» animation_type=»» animation_direction=»» animation_speed=»0.1″ class=»» id=»»][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]